Cada mes tú y los que vivan en el mismo edificio deberán pagar un monto estimado para cubrir los gastos de los siguientes servicios: mantenimiento y reparación de los espacios comunes (pasillos, escaleras, jardín, piscina, etc); el sueldo del portero; agua, gas, calefacción y otros servicios compartidos. Al final del año se dividirán los gastos para saber el monto concreto que cada uno ha de pagar y se te devolverá o se te pedirá pagar la diferencia. Siguiendo esta cifra pagarás los gastos del año que viene.
Generalmente se asume que los gastos comunitarios varían entre el diez y el veinte por ciento de la renta dependiendo de los servicios que se cubran. Cuando cierres tu contrato y decidas irte pedirás tu depósito que solo se te dará una vez pagados los gastos comunitarios (a veces puede tomar varios meses hasta que se dividan los gastos del edificio). No hay ninguna asociación oficial mediante la cual puedas tener influencia sobre los gastos comunitarios.
Reglamento de la casa
Muchos apartamentos y complejos de viviendas tienen reglas que deben ser respetadas. Por lo general recibirás una copia cuando entres en el apartamento o cuando firmes el contrato, pero es recomendable leerlas porque puede haber muchas restricciones (en algunos lugares ponen restricciones sobre el color de tus cortinas). Si no entiendes las reglas pide que te las traduzcan (no conocer el reglamento no es una excusa válida para no respetarlo).
Estas son algunas de las restricciones que puedes encontrar: no dejar bicicletas o juguetes en los pasillos; no hacer ruido después de las diez de la noche (incluso inodoros y duchas); no usar los elevadores para transportar cosas pesadas; no colgar ropa o poner antenas satelitales en los balcones. También hay deberes como limpiar los espacios comunes por medio de un sistema de rotación, cerrar con llave los espacios comunes y separar la basura.
Inventario
Una de las tareas más importantes después de mudarte es la de escribir una lista de las cosas que hay en la vivienda ( état des lieux/staat van de huis) y especificar el estado en el que están. No te olvides de incluir las estanterías, lavabos, pisos y paredes, etcétera. Una vez pasada la inspección, si el dueño y el inquilino están de acuerdo firman un papel donde están enumerados todos los artículos, su estado y el estado general de la vivienda. En la mayoría de los casos el contrato exige que se entregue la casa como se la recibió y por lo tanto como está escrito en esta lista. Pueden darte la culpa de cualquier daño que no figure en la lista aunque haya estado antes, así que es importante que controles la casa antes de firmarla.
Una vez que te hayas mudado va a ser difícil (o imposible) convencer al dueño de que arregle algo ya que legalmente tú eres responsable de todo el mantenimiento y decoración. Si quieres comprar una casa, toda reparación acordada debe estar indicada en una lista. Si es posible, pon esta lista dentro del contrato.
La lista es realizada por un medidor cualificado ( géomètre/landmeter) quien es pagado por el dueño. Si dudas de la competencia o la objetividad de la persona contratada por el dueño, puedes contratar a otro para que revise el estado de la casa. El medidor deberá examinar toda la casa sin muebles en sumo detalle y anotar todos los daños e imperfecciones que encuentre. Es mejor si tú puedes estar presente durante dicha inspección.
Si compras muebles de los antiguos inquilinos asegúrate de tener el recibo en caso de que el dueño diga que son suyos.